martes, 16 de marzo de 2010

El opio de los pueblos

Bueno, voy a arrancar con algo de lo que no tendría que hablar porque no entiendo nada de eso. Pero bueno, hablo igual. ¿De qué? De una pasión perfectamente idiota. De una rareza de la cultura. De una ceremonia religiosa llamada fútbol.
Y voy a citar una conversación que mantuve con un desconocido amigo de Facebook al respecto. Mi amigo decía que él vivía en el planeta fútbol y yo le retrucaba que “para mí, esa disciplina es vacía de contenido y que yo no le encontraba mucha gracia al ver como un montón de tipos se matan a patadas para meter una bola en un rectángulo perpendicular al suelo”. No lo comprendo en serio, eh. Le decía que seguramente algo debe tener que lo hace tan grandioso y que yo no me daba cuenta. Pero de eso están hechas las pasiones, supongo.

Nunca termino de entender como alguien se puede calentar y exaltar porque veintidós tipos llevan y traen la pelotita.

Este fenómeno llega a involucrar a millones de hombres y mujeres al mismo tiempo, pero hay ocasiones especiales (un mundial, por ejemplo) en que son muchísimos más y esta ceremonia es seguida por personas que jamás se interesan por el tema y por gente absolutamente indiferente al fútbol. También se comenta que es utilizado para desviar del ojo de la tormenta las noticias más polémicas, que es un gran negocio que mueve millones, que es un circo mediático (tanto que hasta se llegó a hacer una telenovela). Pero bueno, esa es otra historia..

Volvamos a la pasión ilógica. Dice Martín Caparrós en su libro Boquita: “Llegar a ese grado de apasionamiento por la forma en que once muchachos patean un cacho de cuero es indefectiblemente idiota, pero los aficionados disfrutan de poder hacerlo, de poder ser por noventa minutos un tonto que se entusiasma por algo que la razón no justifica. El partido es el espacio de la salvajería feliz. Y no hay tantos de esos espacios”.

Bueno, no le entiendo mucho Caparrós tampoco los motivos de esta pasión…por eso debe ser inexplicable.. ‘Puro gozo’, sintetiza.

martes, 9 de marzo de 2010

Familia del sur

Damos por inaugurado ... A ver que sale de esto????


Demás está decir que dan asco las barbaridades que se han publicado en estos días acerca de la ayuda que debe (o no, para algunos) brindarse a los chilenos víctimas del terremoto por el hecho de haberse pasado al bando contrario en la guerra de Malvinas. Por una simple cuestión de humanidad lo digo.
Pero imaginemos por un rato que la cosa hubiera sido al revés: Chile enfrentado en una guerra con una superpotencia europea. ¿Cuál hubiese sido la posición de Argentina en esa contienda? Seguramente, Argentina hubiese dado apoyo a la superpotencia, hubiese actuado del mismo modo que lo hizo Chile. Obviamente, por los que estaban gobernando en ese momento pero también porque desde siempre una gran parte de nuestra sociedad se deslumbra con Europa y Norteamérica y les chupa las medias tratando de parecérseles; y se avergüenza y/o burla de sus hermanos latinoamericanos. Pero por suerte no es la totalidad de la sociedad.
Fíjense este dato: más del 50% de las poblaciones actuales de Bolivia, Ecuador y Perú descienden biológicamente y en forma directa de las poblaciones pre-hispánicas, aborígenes. Mientras que las tierras de Argentina están pobladas mayoritariamente por descendientes de conquistadores, o mezcla de conquistadores con aborígenes, o de los que llegaron después: los inmigrantes. Por eso es entendible ese deseo de parecerse a esas potencias imperialistas sometedoras de nativos y es entendible el 'desprecio' al aborigen. Elejimos (o eligieron los chilenos) ayudar al europeo, no al hermano latino.
Hay un modo de ser como sociedad que nos condena al continuo anhelo de ser de primer mundo y creernos más cuando sabemos que nuestra realidad es de país colonizado y no de país colonizador. Bueno, cuando logremos comprender esto y encontremos la unidad y la hermandad de los pueblos de acá, recién ahí no van a volver a escucharse esas voces distorsionadoras que confunden la cabeza..


Por fin me animé a escribir algo!