miércoles, 7 de julio de 2010

Confesiones de un rocker

(...)La ansiedad frente a la incomprensión de tus propias cosas genera en el balero un acercamiento a lo que es el rock en su parte más revolucionaria. La búsqueda de las cosas y no encontrarlas, y por lo tanto negarlas. Hay angustias y desafíos y drogas y alcohol y subirbio. Todo eso genera un ambiente que a mi me enfermó. Estabamos buscando algo, pero no sé qué era. La música era la justificación. Lo que sucedió es que me enfermé de la justificación, y sin querer aprendí a tocar un instrumento y me dediqué a la música como una devolución de todo ese gran quilombo. Ese desencuentro con mis propias cosas me dolió y busqué protección en otras que me hicieron doler más. (...) Estaba perdiendo la música, no la revolución.

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